ÚLTIMA REFLEXIÓN: El ENIGMA ANCHIETA

Quisiera ser breve como corresponde a este esbozo de biografía anchietana. Una anécdota: el 9 de junio de cada año suelo asistir a la Misa del Beato Anchieta que celebran los jesuitas de la Facultad de Teología de Granada. En una ocasión, al salir,  me preguntó un Padre ya anciano: -¿El Padre Anchieta fue mártir? –No. –Entonces ¿misionero? –Sí. Ahora fui yo quien pregunté. -¿conoce Vd. a San Francisco Javier? Pues multiplique por 4,4. Lo que evangelizó el navarro recorriendo la costa de la India y el Japón durante diez años (de 1542 hasta 1552), tomando el relevo, con 19 años, lo superó el canario (desde 1553 hasta 1597) recorriendo toda la costa del Brasil: 44 años frente a 10. Con el mal de Pott, como hemos dicho. Dejando, además, una ingente obra literaria, en la que destacan 12.000 versos latinos. Etc.

¿Y por qué no se le conoce como a Javier? Ése es el enigma. No se le conoce hoy. A fines del siglo XVI y durante todo el siglo XVII sus cartas eran bastante más numerosas y más leídas que las de Javier. Su primera biografía, escrita en portugués por su último Superior Provincial, el Padre Pedro Rodríguez, como dijimos más arriba, interesó tanto al General Aquaviva, que encargó al insigne humanista Padre Beretari, su traducción al latín, y del latín se tradujo, varias veces, a todas las lenguas de Europa.

Después vino, a mediados del XVII, como reacción al excesivo “centralismo” del conde duque de Olivares, la reacción “secesionista periférica” (Andalucía, Cataluña y Portugal), de las que sólo esta última, por motivos, que nos desviarían del tema examinar, la que consiguió, con Juan de Braganza (Juan IV de Portugal) su independencia política.

Del Brasil, que hablaba más castellano que portugués, como prueba el profesor Nicolás Extremera, vino a rendir pleitesía al nuevo monarca portugués el Virrey de la colonia, al que acompañaban diversas personalidades, entre las que destacaban dos eminentes jesuitas: el Padre Antonio de Vieira, que se quedó en Lisboa, como predicador de la corte y al que llamaban el “Cicerón portugués”, y el Padre Simón de Vasconcelos, que volvió al Brasil como Provincial y Archivero.

El Padre Vasconcelos, aprovechando bien el Archivo de la Provincia, escribió la mejor biografía de nuestro santo lagunero: Vida do venerável Pe. José de Anchieta. Lisboa 1672, 594 págs. Esta biografía fue reeditada, en el siglo XX, dos veces: en Río de Janeiro, 1943, por Serafim Leite, y en Porto, 1953, por Julio Dantas. Vasconcelos, después de haber descrito el nacimiento de Anchieta en La Laguna en 1533 (ése error duró hasta que se encontró su partida de bautismo, que afirmaba claramente la fecha del 19 de marzo de 1534), añade algo más adelante que “según algunas conjeturas, había nacido cerca de Coimbra”. ¡A dónde llega el “nacionalismo” hasta en grandes hombres!

En Xerez de la Frontera apareció poco después (1677) un libro firmado por Baltasar Anchieta Cabrera y San Martín, con un título bien barroco: Compendio de la vida de el Apóstol del Brasil, nuevo taumaturgo y grande obrador de maravillas, V. P. Joseph de Anchieta, de la Compañía de Jesus, natural de la Ciudad de la Laguna, en la Isla de Tenerife, una de las de Canaria. Pónese a el fin de é luna delineación de los Ascendientes y descendientes de su linaje, en dicha Isla, que prueva su antigua patria, CONTRA UNA NUEVA Y LUSITÁNICA CONJETURA. 

Este libro vale bien poco. Mejor hubiera sido traducir al castellano la extraordinaria biografía de Vasconcelos con una breve nota sobre la “lusitánica conjetura”. Y mejor todavía que Anchieta hubiera tenido, como tuvo Javier, un Jorge Schuhammer con sus cuatro tomos sobre el Apóstol de las Indias. Para el del Brasil hubiera necesitado diez o doce.    

Después vino el Marqués de Pombal, expulsando, en1759, a los jesuitas de Portugal y sus colonias, entre terribles vejaciones. Hasta mandó quemar y destruir todos sus libros y documentos. Pudiera haberse perdido entonces, aunque es improbable la profanación de la Torre do Tombo, la importante correspondencia entre Anchieta y Felipe II. Sí es cierto que se perdieron algunos manuscritos suyos. Menos mal que la mayor parte se conservaban en ARSI (Archivum Romanum Societatis Iesu).

La mejor biografía actual de Anchieta es la del Padre Hélio Abranches Viotti, S.J. (Sao Paulo, 1980), que debería traducirse al castellano.

En el Apéndice B (Anchieta, Autor do Poema “De Mem de Sá”),  págs. 311-330, ofrece el Padre Viotti otra buena pista para estudiar el enigma Anchieta. 19 páginas emplea el autor en refutar la tesis contraria de Serafim Leite: O Poema de Mem de Sá e a pseudo-autoria do padre José de Anchieta (Brotéria, v. LXXVI, nº 3, marzo de 1963).   

La História da Companhia de Jesus no Brasil, en diez  tomos (Lisboa 1938-1950) es la obra monumental del Padre Leite. Pero ya en el Prefacio se jacta de querer sustituir el “símbolo” por la “historia”. Escribe (pág. XV: “Umas vezes a idealiza- ao dá para concentrar num homem a glória de muitos. No Brasil, Anchieta”). Después de este prolegómeno, puede uno encontrar otra buena pista para seguir investigando sobre el enigma Anchieta.

 

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