FUNDADOR DE ALDEAS

El “aldeamiento” fue la primera preocupación de Nóbrega. Si no aceptaban voluntariamente los indios reunirse en aldeas estables, resultaba imposible la catequesis. El Gobernador Mem de Sá colaboró eficazmente en esta empresa y en su complemento esencial, la pacificación. Algunos colonos preferían que los indígenas perseverasen en su nomadismo y luchas tribales. Los jesuitas se mantuvieron firmes y consiguieron de los monarcas portugueses leyes justas, que defendiesen ante todo el más absoluto respeto a la libertad y autogobierno de los indios en sus aldeas.

Hasta 50 y más leguas se adentraban en el interior los Padres, con algunos indios amigos, atravesando selvas y cruzando ríos, entre peligros inverosímiles, para “reducir” a las “aldeas” a tribus de 200, 500 o 1000 indígenas.

Al verse Provincial, fue ésa la primera preocupación del Padre José: consolidar las aldeas y fundar otras nuevas. Por ejemplo en la Capitanía de Espíritu Santo, en cuya capital, Vitoria, reposarían sus restos, fundó la de Reritiba, donde murió el 9 de junio de 1597, cuando dicha aldea contaba con más de 3000 indios y todos eran cristianos.

Las visitaba con frecuencia y para ellas rehizo, con las variantes oportunas, el Auto de Navidad, que ya conocemos, y otras muchas composiciones con letra sencilla y música alegre que los entusiasmaban, haciéndoles olvidar la antropofagia y sus antiguas guerras tribales.

 

<-- anterior
siguiente -->