EL SEGUNDO VISITADOR DEL BRASIL (1583-1589)

Cristóbal de Gouveia fue enviado al Brasil por el Padre Aquaviva en un momento histórico singular. Felipe II era el titular de las dos coronas peninsulares. Por vez primera se había realizado la unidad HISPÁNICA, tan deseada sobre todo por la Casa portuguesa de Avis. Recordemos aquel féretro pequeñito de la Capilla Real de Granada. Era el primer nieto de Isabel la Católica. El primer hijo de su hija, también Isabel. Pero, sobre todo, el heredero de Manuel 1, el Afortunado, Rey de Portugal y de los Algarves. Manuel había conseguido el gran deseo de su dinastía: que aquel hijo suyo, Don Miguel, fuese reconocido por las Cortes de Portugal, Castilla y Aragón.

Como ya dijimos, Don Miguel, murió, a los dos años de edad, en 1500. Ese año nació en Gante Don Carlos, nieto también de los Reyes Católicos, a quien Doña Isabel de PORTUGAL, su esposa, dio, como único hijo varón, a Don Felipe, del que, en 1580, dijoAnchieta, siendo Provincial del Brasil:

a quien la Suma Bondad
quiere dar la monarquía
de toda la cristiandad.

Pero Felipe II supo respetar la autonomía de todas las regiones y aun ciudades o pueblos de Hispania. Y así, los asuntos de Portugal los gobernaba desde Lisboa. Allí despidió, con todo respeto, al Visitador Cristóbal de Gouveia, a quien recomendó una vez más la defensa de la LIBERTAD de los indios y el respeto a las autoridades, todas portuguesas, del Brasil. El Visitador llevaba consigo, como Secretario, a un hombre singular: el Padre Fernando Cardim, que se quedaría en la Provincia del Brasil, primero como Rector del Colegio de Río, y después como Superior Provincial. Con estilo ágil y ameno, escribió una Crónica de la Visita y un Tratado de las cosas del Brasil, inspirado en la famosa carta anchietana de 1560.

En la epístola de Anchieta a Aquaviva, citada hace poco, se habla del Padre Antonio Gómez, procurador. Aquel año 1583 en que llegó el 2° Visitador, se reunió en Bahía una Congregación Provincial, previa a la Congregación General extraordinaria que había convocado Aquaviva en Roma para 1585, y a la que asistiría el Padre Antonio Gómez con el título de “procurador”, es decir, encargado de exponer los asuntos particulares de la Provincia brasileña.

Se conserva el texto de sus resoluciones, de las que voy a citar una:

8. Que Vuestra Paternidad (Áquaviva) consiga de su Majestad (Felipe II) que aumente el número de los Nuestros que vienen de Portugal, para que pueda extenderse la Provincia hasta el Río de la Plata...

Era el sueño del Padre Nóbrega. La región pertenecía a los castellanos. Pero les era difícil atravesar la barrera de los Andes. Y aquellos pueblos pedían con insistencia algunos misioneros jesuitas. El obispo de Tucumán, dominico portugués, ofrecía al Padre Anchieta todo lo que necesitaran los Padres. En 1586, con la plena aprobación del Visitador, les envió el Padre José dos portugueses, un italiano, un irlandés y un catalán. Todos hablaban la misma lengua: el tupí-guaraní. Provistos de los catecismos anchietanos, pusieron los fundamentos de aquella “república” jesuítica llamada “Reducciones” del Paraguay, a la que Arnold J. Toynbee consideraba la mejor experiencia sociopolítica de la Historia.

 

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